NIÑEZ Y ESPONTANEIDAD
NIÑEZ Y
ESPONTANEIDAD
Me encanta trabajar con niños, porque ellos me
recuerdan lo fundamental, lo esencial; me refiero a la espontaneidad.
Los adultos hemos perdido esa facultad, hasta para
respirar tenemos dificultades, de ahí en adelante todo es un desastre. Lo triste
es que los adultos nos empeñamos en destruir esa espontaneidad en los niños.
Los adultos les imponemos un montón de formas a los
niños que no aportan nada a su supervivencia ni a su bienestar emocional, para
los adultos parece ser más importante aparentar que ser y eso lo van
aprendiendo los niños convirtiéndose en personas grises, frías e insatisfechas.
He conocido muchos padres que prefieren que su hijo
sea el bachiller del año así esté deprimido, al borde del suicidio, otros que
prefieren invertir en un viaje para ufanarse con sus compañeros de trabajo y
familiares que en la salud física y mental de sus hijos y como de costumbre
muchos adultos prefieren el trabajo (dinero) que dedicarle tiempo a sus hijos.
Detrás de todo esto siempre existirá un sentimiento
de culpa, eso impide que se exija con amor a los hijos y lleva a que los
adultos traten de llenar los vacíos de los niños con ropa costosa, juguetes o inscribiéndolos
en el colegio de moda, que en última instancia es otra manera de obtener
prestigio por medio de los hijos, es un egoísmo disfrazado de amor.
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