LA DIGNIDAD SABE A GLORIA

LA DIGNIDAD SABE A GLORIA



Hace mucho tiempo un hombre andrajoso se sentaba a las afueras de un restaurante lujoso a pedir limosna, todos los días le entregaban algunas monedas y cuando el restaurante lujoso cerraba le entregaban deliciosas sobras provenientes de las mejores recetas del mundo, comida deliciosa.

Al transcurrir del tiempo el hombre fue ganando la confianza de los clientes y de los trabajadores del restaurante, un día el dueño del restaurante le ofreció una oportunidad de trabajo cuidando los automóviles en un parqueadero del sector, el mendigo resistió porque recordó las buenas limosnas de los clientes del restaurante de lujo y las deliciosas sobras que recibía todos los días.

Después de algunos días y ante la insistencia del dueño del restaurante lujoso el mendigo aceptó, aceptar ese trabajo requeriría unos cambios importantes, el mendigo tendría que bañarse y cambiar sus harapos por un atuendo formal.

Después de un día de trabajo arduo la paga que recibió el ex mendigo fue una felicitación ya que pagaban por mensualidades, en el parqueadero tenía una habitación, un cocina y un baño, ese día el ex mendigo preparó lo único que tenía, lentejas con sal y cuentan que esas lentejas fueron más sabrosas que todas las sobras que había recibido del restaurante lujoso, esas lentejas tenían sabor a gloria.

Reflexión

Muchas personas se conforman con pedir limosnas toda la vida, de alguna manera han llegado a creer que no merecen nada más, que la limosna es lo máximo a lo que pueden aspirar.

Muchas personas terminan negociando con su propia dignidad a cambio de supuestos manjares y limosnas aparentemente abundantes, es triste ver a estas personas estancadas es esa situación de mendicidad ante la vida.

Estas personas no solamente mendigan dinero, también he visto como mendigan amor, sexo, compañía, aprobación social. Lo interesante de la historia es identificar que al igual que el mendigo podemos acceder a mejores condiciones de vida si logramos superar el conformismo que genera la mediocridad, si logramos lavarnos, limpiar nuestras creencias, nuestros corazones, es importante darnos cuenta a partir de la historia del mendigo, de la necesidad de cambiar de indumentaria, de estilo de vida, incluso de lugar de residencia si queremos vivir con dignidad.


La dignidad sabe a gloria, no hay nada que pueda comprar eso, no hay limosna lo suficientemente grande para pagar esa dignidad que tú y solamente tú conoces, sentirte satisfecho contigo mismo es lo más importante, llegar a sentir respeto por ti mismo es lo más maravilloso.


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